Acné: cómo se cura, tipos y tratamiento

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Cómo combatir el acné: todo lo que necesitas saber sobre la enfermedad de la piel más común

El acné afecta a una gran parte de la población, y es un problema al que apenas se presta atención a pesar de sus consecuencias y los problemas de autoestima que provoca. Por este motivo, es necesario analizar cómo se produce, los factores que ayudan a que se propague y los cambios que hay que tomar en nuestro estilo de vida para ayudar a solventar esta enfermedad.

Por Guille Galindo  |  09 Agosto 2018

Mucha gente tiende a menospreciar el acné y lo encuadra dentro de una etapa específica, una especie de varicela para adolescentes. Sin embargo, todos aquellos que lo sufren, jóvenes y adultos, conocen de sobra los problemas, físicos y emocionales, que acarrea esta enfermedad cutánea que la OMS cataloga de crónica, porque puede acompañarte toda la vida.

Ahora bien, ¿qué es el acné? Es un trastorno que se produce cuando se obstruyen los poros de la piel por grasa o células muertas. En ese momento, el sebo que produce la glándula sebácea, encargado de cuidar el folículo piloso, no puede actuar con normalidad y provoca que la propinabacterium acnes, la bacteria del acné, tome las riendas y rompa el poro a su manera, provocando el caos. El sistema inmunológico reacciona entonces con la formación de las espinillas.

Este proceso se conoce como hiperqueratosis, y es una de las formas más comunes de que se propague el acné por el cuerpo. La otra es debido a la seborrea, el exceso de producción de sebo, mucho más del que puede soportar el folículo piloso al que alimenta. En ese caso, las bacterias del acné se multiplican, con las mismas consecuencias finales.

Causas del acné

En general, ambos procedimientos surgen con los cambios hormonales, por eso entre los chicos es frecuente que se vincule a la pubertad y adolescencia, cuando las hormonas de nuestro cuerpo están en pleno frenesí y pueden desencadenar pieles grasas y la formación del acné. Sin embargo, existen otros desencadenantes que deben tenerse en cuenta y que pueden afectar a cualquier persona, sin importar la edad, como son diversos productos para la piel o medicamentos que contengan cortisona, esteroides o litio.

El acné repercute en tu aspecto físico, lo que conlleva en muchos casos la pérdida de confianza en uno mismo.
El acné repercute en tu aspecto físico, lo que conlleva en muchos casos la pérdida de confianza en uno mismo. Shutterstock

De igual manera, aunque no generan acné, hay otros factores comunes que sí pueden agravar los síntomas:

  • El tabaco. Fumar agrava cualquier problema de salud que tengamos. Con el acné no iba a ser diferente.
  • La dieta. Mucho se ha analizado sobre el papel de la comida en la formación del acné. Luego veremos que se han gestado también algunos falsos mitos al respecto, pero en lo que los expertos parecen estar de acuerdo es que el consumo excesivo de leche de vaca y productos lácteos, así como de hidratos de carbono, pueden ser perjudiciales para los que padecen acné.
  • El estrés. Hablar sobre el estrés daría para un artículo en sí mismo. Resumiendo, cuando estamos estresados generamos proteínas nerviosas y hormonas como el cortisol, que afectan de manera directa a las glándulas sebáceas. Los médicos advierten de que el estrés puede empeorar drásticamente el acné, y piden darle la importancia que requiere.
  • La sudoración. La mezcla de humedad y sudor puede facilitar la aparición del acné.

Al estar tan extendido entre la población (más del 80% podrían llegar a sufrir al menos el acné leve), se han generado numerosos mitos y leyendas entre la cultura popular sobre qué puede provocar o avivar esta afección, así como sus riesgos.

Los cambios hormonales son una de las principales causas del acné.
Los cambios hormonales son una de las principales causas del acné. Shutterstock

Zonas y tipos

El acné se encuentra mayoritariamente en el rostro, aunque dependiendo de la gravedad (hay cuatro grados, desde el leve al muy severo) puede extenderse a hombros, espalda y pecho, es decir, los puntos donde se acumulan las glándulas sebáceas.

El más común es el acné vulgaris (o vulgar), que puede derivar en otros más graves como el conglobata, el rosácea o el iatrogénico. En el primero de ellos, la afección llega a todo el cuerpo, incluso a zonas con menos glándulas sebáceas como glúteos, axilas o ingles. El acné rosácea provoca un enrojecimiento de la cara, mientras que el iatrogénico se forma por determinados medicamentos. En caso de que el acné esté demasiado profundo en la piel, las zonas afectadas se llenarán de quistes dolorosos. Se considera al acné quístico como el peor de los acnés, por la dificultad a la hora de hacerle frente y las profundas cicatrices que suelen dejar tras su cura.

Terminar con el acné también depende de ti

Como hemos visto, el acné presenta diferentes tipos, y cada uno precisará un trato específico. A pesar de ello, existen remedios comunes que pueden ayudar a desaparecer este molesto acompañante.

Aunque el acné es característico del rostro, puede propagarse por otras zonas del cuerpo.
Aunque el acné es característico del rostro, puede propagarse por otras zonas del cuerpo. Shutterstock

El acné no se cura como tal, pero sí se puede eliminar y evitar que vuelva a salir después. Los productos químicos son el remedio más utilizado y eficaz para terminar con el tapón en los poros que genera el acné. La mayoría de estos medicamentos son tópicos (se aplican en la piel), pero son tan fuertes que pueden provocar efectos secundarios serios, lo que lleva a muchos a optar, siempre bajo prescripción médica, por el tratamiento oral. Si este tampoco funciona, la última vía suele ser la isotretinoinoína, un potente fármaco que requiere unos 5 o 6 meses de tratamiento.

En el proceso, así como una vez erradicado el problema, los expertos aconsejan una dieta saludable, rica en Omega 3, y unos patrones de higiene concretos, como lavar frecuentemente la ropa o las toallas, para hacer frente a esta enfermedad. Mantener la piel exfoliada es también fundamental, ya sea con productos específicos o con remedios caseros (desde la clara de huevo hasta el limón, la menta o la miel). Y, sobre todo, no caigas en la tentación e intentes tocar o explotar los granos o las espinillas. Solo lo empeorarás, y es posible que se extienda. Hay que tener paciencia y esperar a que el tratamiento y nuestros propios cuidados terminen con el acné.

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