¿Te has preguntado cómo lucían los primeros trajes? La historia del traje masculino, desde su origen a la actualidad
De la Revolución Francesa a la celebración de la boda de tu prima. Descubre toda la serie de eventos y variaciones por las que ha pasado el traje, y que lo han convertido en el conjunto característico de los hombres.
05 Septiembre 2022
|El traje es el gran atuendo de la elegancia y la sobriedad masculina. Ya sea para ir a trabajar (aunque esto está en desuso) o para asistir a eventos especiales, es obligatorio tener un traje (o varios) en el armario.
No obstante, el traje ha cambiado mucho durante sus siglos de vida. De hecho, nada tiene que ver un traje actual con el que se llevaba hace 50 años. Para entender este proceso de transformación constante, en MENzig Style nos ha entrado la vena historiadora, analizando los orígenes del traje y las etapas por las que ha ido pasando.
Para empezar, tenemos que saber que el término 'traje' viene del francés suivre, que significa literalmente "seguir". Con él, se hace referencia a que la chaqueta debe estar acorde al pantalón o viceversa, deben 'seguirse'. De esta forma, los franceses dejaron claro que el traje es la combinación de una chaqueta y pantalones en una tela y color a juego. Hoy en día la forma de conjuntarlos ha cambiado bastante y podemos encontrar a gente llevándolos de cualquier forma, pero la base está ahí.
El primer traje
George Bryan Brummell, conocido como Beau Brummell, fue el primer hombre en llevar lo que ahora conocemos como traje. Nacido en 1778, además de ser nombrado caballero de Inglaterra fue todo un referente para la moda masculina de la época. Antes de él, las tendencias de la corte francesa influenciaban al resto del mundo con telas de terciopelo, medias y calzones hasta la rodilla. Brummel deshechó todo eso para vestir pantalones largos con botas y un abrigo discreto sin color. Con el estallido de la Revolución Francesa, todo lo relacionado con el país se volvió impopular, incluyendo sus ropas. Por este motivo, el atuendo impulsado por Brummel se extendió y se volvió bastante famoso, sentando las bases del traje moderno.
La era victoriana, y el duelo levita vs. chaqué
Con los estándares ya marcados, la primera corriente de la moda llegó con la aparición de la levita en la década de 1840. La levita era una especie de abrigo negro similar a los tres cuartos actuales, que llegaba hasta las rodillas, tenía una sola abertura en la espalda y podía ser de botonadura simple o doble; siendo vistas la primera como la más común y la segunda como la más formal. Con el tiempo, este artículo se dividió en dos: el chaqué, que mantenía los faldones, y el traje de salón, que los perdía. El chaqué seguía siendo largo, pero solían tener los cuartos abiertos y solo un botón, distanciándose de una levita clásica. Sin embargo, se convirtió en la primera opción para la ropa de día formal del momento.
Las levitas y los chaqués se podían usar con un par de pantalones a juego, pero se popularizó vestirlas con unos pantalones en contraste, de un color oscuro y de otra tela. Estas vestimentas, ahora consideradas más formales, solo se usan en bodas reales o eventos similares. Por otro lado, los trajes de salón siempre constaban de una parte superior e inferior del tejido a juego, por lo que se los conocía coloquialmente como 'ídems'. Se volvieron más comunes en Estados Unidos, de ahí el origen del término 'americana'.
Lo más visto
En Escocia, en la década de 1850, comenzaron a elaborar trajes de salón de una tela más pesada, destinados a ser una prenda para ocasiones informales al aire libre. Era un abrigo mucho más corto y tenía un corte más parecido a un saco sin pinzas delanteras pronunciadas, pero más cómodo. Eso sí, para la gente de la época, el aspecto a juego de los pantalones hacían que el conjunto pareciera modesto. Quienes lo lucían superaban el frío de Edimburgo con un chaleco por debajo.
El siglo 20 y la era eduardiana
A principios del siglo XX, la forma del traje ya se encontraba bastante desarrollada, y solo se cambiaban los detalles. Durante la primera década de 1900, también conocida como la era eduardiana, el traje de salón ganó terreno sobre las levitas y los chaqués, que se habían quedado algo caducos para los más jóvenes. Teniendo en cuenta el frío dentro y fuera de los edificios, los trajes se fabricaron de una tela cada vez más gruesa.
Como la mayoría de los hogares se calentaban con carbón, las ciudades solían ser un lugar sucio y lleno de hollín. Para disimular el efecto del ambiente, los trajes de la ciudad generalmente se confeccionaban con telas de colores más oscuros. En contraste, los trajes de campo normalmente tenían más estampados de colores y tonos marrones. Los detalles que fueron cambiando se encontraban en el largo de la chaqueta, el punto de abotonadura, la altura del desfiladero o el tipo de telas utilizadas, entre otros.
Los felices años veinte
Justo después de la Primera Guerra Mundial, el traje tuvo una fuerte influencia militar. Para este sector se diseñaron una chaqueta con un corte ajustado, ligeramente más largo en un punto más alto para abotonarse, y unos pantalones bastante delgados y relativamente cortos con puños. Para las personas de a pie, el traje dejó de ser delgado y pasó a ser más completo. Los pantalones eran de tiro alto, y las chaquetas se fueron cortando, ensanchando los hombros con un poco más de supresión de la cintura. Esta combinación creaba una imagen de piernas más largas y una cintura pronunciada.
Los felices años 20 también se conocen como la era del jazz, algo que influyó en los materiales para crear unos trajes estilosos y animados, con más destellos, más colores y más patrones. También hicieron acto de presencia por primera vez los pañuelos de bolsillo o las camisas con alfileres de cuello, al más puro estilo Jay Gatsby. Inicialmente, las piernas de los pantalones tocaban el calcetín, pero a finales de la década, los trajes más vanguardistas tenían una abertura de casi 30 cm. Este corte podía ser recto o cónico, lo que daba mucho espacio entre los pantalones y la pierna.
La década de 1920 también fue conocida por el chaleco cruzado, utilizado debajo de una chaqueta de un solo pecho con solapas de muesca. Este generalmente presentaba una chaqueta con uno o dos botones y solapas de pico, pero no se solía enseñar. A finales del período, los trajes más vanguardistas se establecieron como precursores del traje drapeado, teniendo más tela en el pecho y a juego con unos pantalones un poco más cortos. No sería hasta unos años después que este estilo se convertiría en popular en Inglaterra y en Estados Unidos.
Lo más nuevo
Los años 30: la edad de oro de la moda masculina clásica
Los trajes de la década de 1930 se caracterizaron por tener un corte drapeado pesado con un hombro ancho, mucha supresión en la cintura, y pantalones de tiro alto con un corte muy amplio, que se estrechaban ligeramente hacia los zapatos. Las chaquetas eran un poco más largas y no tenían aberturas en la parte posterior, dejando una línea limpia ideal cuando se estaba de pie. Las telas que se empleaban eran bastante pesadas, lo que servía para evitar mejor la formación de arrugas.
Este estilo drapeado de la década de 1930 era algo más refinado y más estrecho hacia la pierna, en comparación con los trajes de finales del período anterior. El look que presentaba era muy masculino y construyó la base para un aspecto muy heroico en el cine. Por su elegancia y distinción, esta época ha sido apodada como la edad de oro de la moda masculina clásica, sobre todo por la forma en que se diseñaron los trajes del momento.
Los grises de la década de 1940
Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, todos los materiales tenían que ser racionados, por lo que ya no había tela para elaborar trajes completos. Por este motivo, se apostó por el minimalismo, dejando de lado los chalecos y optando por el traje de franela gris para el día a día. Este era de botonadura sencilla, tenía solapas estrechas y contaba con un pantalón muy cortado y sin puños para el conjunto. El traje de esta época era delgado y elegante, bastante similar a los que podemos encontrar en la actualidad.
En aquellos momentos de posguerra también se diseñó una alternativa, el Zoot Suit, con una chaqueta larga con los hombros muy acolchados y pantalones excesivamente holgados. Este artículo se creó como acto de la rebelión contracultural de la juventud, visto sobre todo en las comunidades afroamericanas y mexicanas. La mayoría de la gente lo criticaba y perseguía por ser antipatriótico e ignorar el racionamiento de la tela. Tanto este como el traje minimalista estaban fabricados por telas mucho más pesadas de lo que son hoy.
Revolución en los años 50
Bajo una menor austeridad, algunos intentaron volver al estilo de traje previo a la guerra, por lo que las solapas se ensancharon y los pantalones volvieron a tener pliegues. Los pantalones plisados se volvieron famosos porque ofrecían un buen rango de movimiento y más comodidad. El otro estilo de chaqueta popular fue de botonadura sencilla y tenía muy poco o ningún acolchado en los hombros, lo que creaba una silueta muy natural. Por otro lado, el uso del chaleco siguió disminuyendo por la mejora del sistema de calefacción central.
Pero lo más importante de este periodo es que, por primera vez, se produjo una rebelión contra el traje en el uso diario. Además del movimiento Zoot Suit, los jóvenes comenzaron a usar camisetas, vaqueros y chaquetas de cuero en el día a día. De ahí nació el estilo Ivy League, que se definía por una chaqueta estilo saco, con una sola abertura central y pantalones sin pliegues. No se trataba de un traje informal, sino de una combinación de ropa del conjunto con abrigos deportivos. A finales de los años 50 se creó el traje Mod, un estilo ceñido al cuerpo con solapas estrechas. Este se llevaba con corbatas estrechas y un pantalón sin pinzas, muy fino y de corte recto.
La crisis del traje en las décadas de los 60 y los 70
El estilo de trajes ceñidos al cuerpo con algo de hombreras a conjunto con corbatas estrechas de los años 50 se mantuvo en las décadas siguientes. El diseño de los pantalones era bastante estrecho, sobre todo hacia el tobillo, y corto para que no se viera alguna rotura en el zapato. Las telas continuaban con esa estructura pesada y texturizada, pero finalmente llegó el nailon y otras fibras artificiales para aligerar el diseño.
Las tendencias se estancaron durante la década de 1970, alcanzando su punto más bajo en la historia de la moda masculina. Los trajes todavía eran relativamente ajustados pero tenían solapas muy grandes y eran bastante llamativos. Por otro lado, algunos pantalones volvieron a llevar el corte acampanado. El traje de tres piezas regresó, pero como parte de un look bastante informal y parte de la cultura disco. Las telas sintéticas permitían lucir colores brillantes y se convirtieron en las más utilizadas, pero la calidad de los atuendos no era mejor para nada.
El principal problema, al margen de las tendencias más o menos erróneas, era que el traje estaba visto como un atuendo arcaico y propio de un régimen antiguo que los jóvenes buscaban derribar.
Luces y sombras de los 80 y los 90
En la década de 1980 sellevó a cabo una necesaria revolución para devolver el atractivo del traje. Se creó el concepto de traje de poder, ideado por Giorgio Armani. Su diseño tenía una chaqueta ancha en los hombros, de solapas también anchas, con un desfiladero bajo y un punto muy pequeño para abotonarse. El tamaño de la estructura general del conjunto se redujo y se suavizó para el tacto, aunque se consideraba que los hombres debían llevar algo con hombros fuertes o grandes y una silueta desafiante. En los años 80 dominaron los excesos y la celebración del capitalismo, por lo que el traje de poder no era más que otra muestra de esa actitud.
El traje volvió a estancarse durante la década siguiente. Se podría decir que los elementos que destacaban de los conjuntos del período anterior, y no precisamente los buenos, se exageraron. Las chaquetas de botonadura sencilla llegaban a tener tres o más botones, al igual que las de doble botonadura. Lo que hacía que las proporciones se vieran mal es que solo la parte baja del inferior de la chaqueta estaba abotonada. Por otro lado, los pantalones que se llevaban eran cuadrados, bastante largos y muy holgados.
El traje en el nuevo milenio
Con la entrada de los 2000, se rechazó el traje anterior y se volvió al estilo ajustado y minimalista de los años 40. El conjunto se volvió más delgado, se hizo más corto y el punto de los botones se hizo más alto. Los pantalones se solían hacer con dobladillos bastante cortos y las chaquetas con solapas estrechas, pudiendo llegar a serlo en extremo. Los diseñadores Tom Ford y Thom Browne actuaron como ejemplos del primer y segundo estilo, respectivamente. En materia de color, el negro arrasó como manera fácil de crear un uniforme minimalista.
Desde 2010 hasta la fecha, las redes sociales y los influencers han dado un giro radical a las tendencias de traje y a cómo analizarlas. Ahora, cada año hay diferentes tonos y estilos de moda, si bien la mayoría de los conjuntos continúan siendo delgados, pero el desfiladero de la chaqueta y el punto de abotonado se fabrican más hacia arriba, sobre todo para las chaquetas con solapa de pico. Algunas chaquetas se han acortado tanto que llegan por la altura de la cadera, un estilo que se está convirtiendo en norma.
En los últimos años, la chaqueta casual de tres rollos, con hombros naturales y de silueta delgada, y los pantalones de cuerda se han vuelto más populares. Lo que se busca es ser más informal con prendas de mayor textura y colores más brillantes, con una chaqueta suave y hecha de un tejido muy flexible. Gracias a Internet, grupos de interés de todo el mundo han compartido sus conocimientos y ha resurgido el interés general por el traje y el estilo clásico de los hombres. Debido a esto, quizá haya más sastres a medida que a principios del milenio, y parece que el número va a seguir en aumento. Pasan los años, pero el traje sobrevive.