¿Ha muerto el pantalón pitillo o skinny?

La caída de los skinny jeans: el día en que la comodidad venció

Los skinny jeans nos han acompañado durante más de 10 años, pero ha encontrado en la tendencia por vestir lo más cómodo posible su kryptonita.

Por Guille Galindo  |  23 Febrero 2021

Como si no hubiéramos tenido que renunciar a cosas desde marzo de 2020, ahora toca hacerlo con nuestro fiel acompañante durante dos décadas, los vaqueros ajustados. Sí, a nosotros también nos duele, pero es hora de reconocer lo que lleva siendo una realidad desde hace bastantes meses: los skinny y hasta los slim jeans han muerto.

Sabemos que tu primera reacción va a ser negarlo. Si no nos crees, busca en las tiendas online en las que compras la ropa qué tendencias predominan, y a qué lugar ha quedado relegado (si es que aparece) el conocido como pantalón pitillo. Si te niegas a hacerlo porque no quieres enfrentarte a la verdad, te dejamos aquí un doloroso dato del que no podrás huir: la mismísima Levi's ha dejado de producir pantalones skinny en 2021. Si la firma de jeans por excelencia no le da un mísero hueco al pitillo, significa que la cosa está peor de lo que podríamos imaginar.

Desde que la subcultura 'greaser' de EEUU (de ahí viene la película, sí) luciera en los años 50 los vaqueros ajustados, los skinny o slim jeans fueron saltando de subcultura a subcultura hasta caer en el olvido en los años 90. Cuando parecían un simple recuerdo, la sociedad se hartó del pantalón ancho y caído que había que sujetar con cinturón, y recuperó el vaquero estilizado. Fue entonces, a finales de la primera década del siglo XXI, cuando los skinny jeans se convirtieron en la prenda fetiche del streetwear. Además, ya no eran los pantalones de los heavies o los punks, sino los pantalones de todos.

Gala del Balón de Oro 2008, el final de la moda de los pantalones anchos.
Gala del Balón de Oro 2008, el final de la moda de los pantalones anchos. FIFA

Las webs de moda y tendencias se empeñaron en profetizar su caída desde que tuvo lugar su ascenso meteórico. A lo largo de la pasada década, fueron muchos los artículos que avecinaban el fin de los jeans ajustados, con múltiples alternativas que supuestamente iban a desterrar por segunda vez al skinny fit. Ajenos a esta supuesta realidad, los pantalones pitillo han dominado el sector con puño de hierro durante los últimos 10-15 años, machacando a todo aquel contrincante que pudiera poner en peligro su dominio.

En el fútbol hemos tenido a Messi y a Cristiano, en el baloncesto a LeBron, en la F1 a Hamilton, en el tenis al Big Three... y en la moda al vaquero skinny o slim. El siglo XXI está lleno de líderes que han marcado época. Y como en todo en la vida, cuando llevas mucho tiempo en la cúspide, hay quien se harta de ti y busca estamparte al suelo. El hecho de que un vaquero ajustado sirva tanto en un look formal como informal, y que pegue igual de bien con una camiseta, una hoodie, una camisa, una americana o un abrigo, ha creado recelos en la propia industria. Es genial que los skinny y slim jeans supongan más de la mitad del volumen de venta de pantalones. Lo que no es genial (para ellos, claro), es seguir fomentando un pantalón que hace la función de varios, que sirve para cualquier día de la semana y que lleva años sin pasar de moda. ¿Por qué no dar bola a tres pantalones diferentes en vez de a uno que vale por esos tres?

Con tantos enemigos, y una nueva generación de jóvenes con nuevos gustos, era cuestión de tiempo que se buscara un heredero al trono. Lo hicieron golpeando el único punto débil de los pitillo: su incomodidad. El mundo de hoy en día, en el que buscamos hacerlo todo de manera más fácil y cómoda, no casa con unos pantalones que no destacan precisamente por su extremado confort. La idea empezaba a cuajar y el estilo de los vaqueros a cambiar cuando llegó la pandemia, que aceleró el proceso.

La cuarentena y la ausencia de grandes planes o estímulos nos ha hecho apostar por un estilo mucho más relajado, en el que prima la comodidad por encima de todo. Es la hora de los joggers o de los pantalones cargo, que han unido sus fuerzas para hacer daño por primera vez en años al tradicional skinny.

Y ahora, ¿qué? Lo cierto es que se avecinan malos tiempos para los amantes del pantalón de pitillo. El interés por este tipo de prendas no hará más que crecer durante los siguientes meses, sin importar que los pantalones anchos no le sienten bien a todo el mundo. Aun así, todavía hay esperanza. Hemos vivido una moda tan fuerte que es imposible desligarse de ella tan rápido. Pero dentro de un par de años, cuando ya hayamos recuperado la normalidad social y el fervor por el oversize, los joggers y el confort se hayan estabilizado, llegará la verdadera prueba de fuego, el momento de comprobar si los skinny pueden resurgir una vez más y reclamar su sitio. Hasta entonces, no quedará otra que aceptar la derrota y el destierro.

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