La guerra por las zapatillas de running perfectas

Shutterstock

La silenciosa guerra por conseguir las zapatillas de running perfectas

La guerra por el atletismo no se lucha ahora mismo en las pistas, sino en los laboratorios de las principales marcas del mundo, donde ha empezado una carrera por conseguir la mejor tecnología.

Por Juan Ángel Asensio  |  26 Febrero 2020

Eliud Kipchoge, corredor keniano de larga distancia, consiguió en el año 2016 un récord que, hasta entonces, parecía reservado única y exclusivamente para superhumanos, al correr la distancia de maratón (unos 42 kilómetros) en menos de dos horas.

Sin embargo, esta hazaña no pudo llegar a ser nunca catalogada oficialmente como un récord. ¿La razón? El evento en el que se realizó esta carrera no estaba homologado por varias razones, como el hecho de que la maratón no había sido controlada por la Federación Internacional, o la ausencia de controles antidopaje.

Pero algo, un rumor sordo, un cuchicheo, fue creciendo exponencialmente entre todos los entendidos del atletismo. Había algo, un factor externo, que sin duda había favorecido el paso de Kipchoge durante la maratón. No era dopaje, desde luego. O sí, pero otro tipo de dopaje: el tecnológico. Y es que parecía que el evento, finalmente, se había organizado para presentar el modelo de zapatillas Vaporfly, impulsado por Nike, que garantizaba un aumento del 4% en la velocidad del corredor y que fue utilizado por primera vez en un escenario mundial durante el récord del atleta keniano.

La batalla por las zapatillas más rápidas

El récord (no homologado) de Eliud Kipchoge marcó un antes y un después en el atletismo mundial, un cambio de paradigma brutal en el que la tecnología de las zapatillas juega un papel crucial. Después del récord del atleta keniano, Brigid Kosguei logró batir la marca mundial de la maratón en su modalidad femenina. Poco tiempo después, Geoffrey Kamworor hizo trizas el tiempo del mítico maratón de Nueva York.

Todos estos atletas tenían algo en común, más allá de sus grandes capacidades: Nike era la marca encargada de calzar sus pies. Parecía que Nike había conseguido diseñar la zapatilla definitiva, valiéndose de la tecnología más puntera del mercado y de materiales de nueva incorporación como la fibra de carbono. Los estudios al respecto son irrebatibles, el modelo Vaporfly usado por estos corredores multiplica de forma sobrehumana las capacidades del mismo, logrando una aceleración y una amortiguación que ningún deportista podría poseer de forma natural. Básicamente, la suela de las zapatillas se convierte en una especie de trampolín portátil que impulsa las zancadas de los corredores.

Por supuesto, el resto de marcas rivales de Nike no se han quedado callados, alzando la voz contra lo que ellos consideran una injusticia, un dopaje tecnológico que debería ser penalizado. No obstante, la Federación Internacional de Atletismo ha declarado que no habrá ninguna sanción, ya que cualquier calzado que pueda estar a la disposición de todos los corredores es y será totalmente legal. Pero ¿qué ocurre entonces con los deportistas que cuentan con el patrocinio de otra marca y por su contrato no pueden usar unas Vapofrly? Algunos ya han ideado medidas contra esto, como Koen Naert, quien decidió implantar la suela de unas Vaporfly en sus New Balance, marca que le esponsoriza.

Las zapatillas pueden convertirse en un elemento diferencial a la hora de ganar una competición.
Las zapatillas pueden convertirse en un elemento diferencial a la hora de ganar una competición. Shutterstock

Aun así, las competidoras directas de Nike, como Puma, Asics o Adidas no han querido quedarse atrás, y han puesto a sus departamentos de investigación y tecnología a trabajar más fuerte que nunca. La guerra no se libra ahora mismo en las pistas, sino en los laboratorios, donde todos pujan para conseguir la próxima tecnología puntera, las próximas zapatillas mágicas que hagan volar a sus atletas.

Por el momento es Adidas la marca que mas ha conseguido empatar esta competición, con las nuevas deportivas que están sacando al mercado realmente similares a los de Nike, por no decir idénticas, en un esfuerzo desesperado por no perder esta carrera. No obstante, Los responsables de Adidas niegan cualquier similitud y comparativa, alegando que ellos siguen su propio camino, su propia filosofía y no saben nada de ninguna guerra.

Pero por más que sea silenciosa, esta guerra es totalmente real. Lo peor de todo es el impacto negativo que esta teniendo en el atletismo: el público ya no mira con admiración a los deportistas, sino a su indumentaria. Ya nadie se pregunta qué atleta ganará la carrera en función de sus habilidades. Lo hará en función de las zapatillas que calza. Porque como en cualquier guerra que exista, siempre hay un grupo de personas recibiendo más daño.

Artículos recomendados