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La palestina, una prenda con historia que cayó en el olvido

La palestina, ahora olvidada y desterrada de nuestros armarios, ha estado de moda varias veces a lo largo de las últimas décadas, por motivos muy diferentes. Analizamos su origen y su historia.

Por Jorge Moreno | 21 Febrero 2020

Si mencionamos la palabra 'kufiya' mucha gente no sabrá a qué nos referimos. En cambio, si hablamos de la palestina, enseguida se nos viene a la cabeza ese pañuelo que durante un tiempo estuvo en los cuellos de mucha gente, especialmente jóvenes. Kufiya, keffiyeh o hatta son algunos de los nombres originales con los que se conoce a esta prenda que tiene una larga historia detrás y que, en España, se ha puesto de moda en varias etapas, la última de ellas hace unos años, hasta que desapareció sin dejar rastro.

En la primera, los motivos de que se llevase fueron más políticos que por tendencia. Su popularidad nace a raíz de que Yasser Arafat la convirtió en símbolo de la lucha palestina contra la ocupación israelí. De hecho, fue común verlo en manifestaciones a raíz de la visita a nuestro país del entonces líder de la Organización para la Liberación de Palestina en 1979. Finalmente, acabó perdiendo ese cariz ideológico e identitario, pero este pañuelo tiene una fuerte relación con el pueblo palestino. En origen, lo llevaban los campesinos pero a raíz de la lucha en favor de la independencia del Imperio Británico fue adoptado por la mayoría de la población. Sería a partir de los 60 cuando, como decimos, se convirtió en símbolo de la causa palestina.

Como con todas las prendas que se convierten en moda, la fabricación de la palestina empezó a globalizarse, y China e India empezaron a producir pañuelos en más cantidad y por lo tanto más baratos. De hecho, en Palestina ya solo queda un taller que haga la kufiya: el de la familia Hirbawi. Su origen data de 1961, pero pese a la tradición ha sabido modernizarse y cuenta con una página web. En un reportaje de Mikel Ayestarán para EITB, Abdelazim Hirbawi, uno de los herederos del taller explicaba que "los de colores son para los turistas, el blanco y el negro son para los palestinos y el rojo y el blanco para los jordanos".

En lo que podríamos llamar "la segunda ola de las palestinas", que duró aproximadamente de 2008 a 2011, se llevó por moda y tendencia y sin la connotación política de antaño. De hecho, se produjo el clásico enfrentamiento entre los que la seguían llevando como un símbolo y los que se habían apuntado a lo que percibían como una simple moda más. Todavía se encuentran hilos de foros de Internet de aquella época en los que alguno se queja de que "las pijas hayan empezado a llevarlas porque las venden en el Zara".

Esas quejas no consiguieron que la palestina se masificase como cualquier otra prenda. Durante este tiempo la vimos en el cuello de gente tan variopinta como Bisbal, Beckham o la entonces princesa Letizia; Balenciaga hizo su propia versión, Zara la vendía... Que los grandes almacenes empezasen a fabricarlas provocó que las hubiese de todos los colores, pero sobre todo destacaron las rojas y negras, las blancas y negras y las verdes y negras. También llama la atención cómo las combinábamos con casi todo: la única norma para llevar la palestina era tener el cuello libre, porque se veía gente llevándola con camisetas, camisas, chandal y hasta con trajes militares para jugar al airsoft.

La variedad de colores, de estilo y de gente que la portaba no pudo evitar que, finalmente, desapareciese, tanto como adorno como prenda para protegernos del frío: porque una de las ventajas que tenía este artículo es que, al ser fino, podíamos llevarlo hasta entrada la primavera. Sin embargo, las palestinas dejaron de estar en nuestro cuello en favor de las bufandas tamaño manta u otros pañuelos de los de toda la vida. Pero no te preocupes, por si te gusta ir a contracorriente y quieres volver a llevar este pañuelo, te proponemos unos cuantos.

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